En las oficinas de Shenzhen, algo ha cambiado. Mientras el resto del mundo debate si el "Metaverso" fue una moda pasajera de la post-pandemia, Tencent —el mayor editor de videojuegos del planeta— está ejecutando un giro silencioso pero masivo. No se trata solo de píxeles y gafas de realidad virtual; se trata de una inyección de capital sin precedentes en una nueva generación de startups que están borrando la línea entre lo que vemos y lo que es digital.
La estrategia ha pasado de la observación a la ofensiva total. Solo en el último año, Tencent ha liderado rondas de inversión que superan los 1.200 millones de dólares destinadas exclusivamente a empresas de Realidad Aumentada (AR). Su objetivo no es construir un mundo virtual aislado, sino superponer una capa digital sobre nuestra realidad cotidiana. Desde sistemas de navegación holográfica para coches hasta asistentes de compra que proyectan ropa sobre el cuerpo del usuario en tiempo real, el gigante chino está comprando los "ladrillos" del internet del mañana.
Pero, ¿por qué ahora? La respuesta está en la convergencia tecnológica. Con el despliegue global del 5G y la miniaturización de los sensores ópticos, Tencent ha identificado que el verdadero negocio no está en que el usuario "entre" en una computadora, sino en que la computadora "salga" al mundo. Al invertir en startups como Nreal o Ultraleap, la compañía está asegurando patentes críticas en seguimiento ocular y control gestual, tecnologías que harán que los teclados y las pantallas táctiles parezcan piezas de museo antes de que termine la década.